

El Bëtsknaté, conocido como el "Día Grande" para el pueblo Kamëntšá, es la celebración más significativa y representativa de su tradición cultural, se lleva a cabo el lunes anterior al miércoles de ceniza y representa un momento de la vida del ser Kamëntšá para perdonarse, reconciliarse y agradecer a Bëngbe Bëtsá (Padre Creador) y Bëngbe Tsbatsanamamá (madre tierra o testiga de nuestra existencia) por la vida y la cosecha. Este día marca el inicio del nuevo año para la comunidad Kamëntšá, bajo el significado de “Día Grande”, constituyéndose en un día sagrado y de honra a la memoria de los ancestros. Durante la celebración del Bëtsknaté, las familias se perdonan mutuamente las faltas a través de la palabra, el consejo y la imposición de pétalos de flores sobre la cabeza y de este modo fortalecer los lazos comunitarios de unidad, reconciliación y perdón. Durante el Bëtsknaté, se realizan rituales como el degollamiento del gallo, la danza de los Sanjuanes, la danza de los Saraguayes y el saludo de los bandereros. La celebración del Bëtsknaté, se llena de color y simbolismo mediante la danza, la música, el canto en lengua materna y el uso de vistosos trajes tradicionales, reafirmando así la identidad cultural del pueblo Kamëntšá.
Según la tradición del Pueblo Indígena Kamëntšá, la celebración del Bëtsknaté empieza el día dos de noviembre con el Wakëkjnaité (conmemoración de los difuntos), conmemoración en donde la noche anterior al dos de noviembre se lleva a cabo el Washtajón (ofrenda sobre la mesa), acto en donde se colocan alimentos y bebidas que más les gustaba en vida a los seres queridos que partieron hacia otro lugar; al día siguiente (dos de noviembre) se lleva a cabo el Watšëmbón (ofrecimiento de los alimentos) en donde en familia se invoca y se hace el ofrecimiento de los alimentos a los familiares que han dejado el mundo terrenal, posteriormente se comparte los alimentos y bebidas; finalmente se da apertura al Bojatšén (inicio o antesala al día grande - bëstknaté), interpretando la melodía propia del bëtsknaté pero sin dejar de lado la nostalgia por los seres queridos que ya no están.
Después del Wakëkjnaité y hasta llegar al día grande, las familias Kamëntšá entonan cantos y melodías propias del bësknaté, y paralelamente alistan sus mejores trajes, sus decoraciones artesanales y pacientemente elaboran y afinan los instrumentos musicales autóctonos para el día grande. Faltando quince días para el Bëtsknaté (día grande), la autoridad tradicional en cabeza del Taita mandad (Gobernador), Taita Arkanÿe (Alcalde Mayor), Taita Algwacero (Alguacil Mayor), Mayor Watëkmá (Alguacil Primero), Sëntsa Watëkmá (Alguacil Segundo y Alguacil Tercero) y Sëbiá Watëkmá (Alguacil Cuarto), coordinan y lideran los preparativos o alistamiento de los alimentos, bebida e insumos pertinentes para el día grande, entre dichos preparativos se destacan: alistamiento de abundante leña para las diferentes preparaciones, maíz para preparar el mote y la chicha, guarapo de caña para fermentar la chicha, el ganado, los cerdos y pollos para la carne, los ramos y madera para el castillo; las preparaciones alimenticias y bebida tradicional deben ser lo suficiente para atender o brindar como mínimo a cuatro mil personas aproximadamente. Aparte de los preparativos y como ante sala a la gran fiesta, también se desarrollan actividades culturales con la participación de taitas, mamas, jóvenes y niños con el fin de fortalecer y reavivar los usos, costumbres y tradiciones propias del Pueblo Kamentšá; paralelamente a dichas actividades culturales se da inicio a la construcción del Karchanëshá (Castillo), el cual es una tarea especifica del Taita Algwacero (Alguacil Mayor) quien con anterioridad y de acuerdo a los usos y costumbres, tuvo que haber solicitado el apoyo de los mayores sabedores de dicho arte. El día sábado antes del Bëtsknaté el castillo debe estar listo y el mismo día en la tarde la comunidad se da cita para levantarlo y colocarlo frente a la entrada principal del Cabildo Indígena Kamëntšá.
Llegado el Día Grande – Bëtsknaté, el Pueblo Indígena Kamëntšá se reúne en familias y se dirigen a un punto de concentración en la parte plana del resguardo indígena, específicamente en la Vereda Sagrado Corazón de Jesús; en este punto de encuentro se ve como las familias del oriente, el occidente, el norte y el sur se congregan para reencontrase con sus mas allegados, y al ritmo de los cantos y al son de los bombos, las flautas, los cachos, los rondadores, las loinas y los cascabeles, se saludan emotivamente agradeciendo al ser supremo y a la madre tierra por la vida y la oportunidad de encontrase nuevamente. Para este gran día, los miembros del Pueblo Kamëntšá lucen con elegancia los mejores trajes, llenos de color y con adornos artesanales creados con su propia inspiración. Para esta ocasión las mujeres visten con su atuendo conformado por un tupullo – wabatëjoniyá de color rojo, blanco, azul u otros colores llamativos, faja – tšombiache, manta – waftsenguiayá, reboso – bëtiá que se lo cruzan o tercian en el cuerpo combinado entre dos colores, collares de chaquira – wantšbwanëfjwá, aretes de chaquira - wamatsajonÿanishá, corona – wabetšajonësha elaborada con llautos y fajas multicolores. Por su parte, los hombres lucen la cusma – shabwanguanëfjwá por lo general de color negro, ceñidor – sëndorëch de color blanco, collares de chaquira – wantšbwanëfjwá de variados colores, corona – wabetšajonësha elaborada con llautos y fajas multicolores, plumajes de loro y guacamayo, sayo – këfsaiyá de color azul, rojo o blanco, terciado – wabatichanëjwá telas de colores cruzadas en el cuerpo.
En dicho punto de encuentro y aparte de las familias, también se concentra la autoridad tradicional, exautoridades, el matachín, bandereros, sanjuanes, saraguayes, instituciones del resguardo indígena Kamëntšá, mamitas fiesteras devotas a la Virgen de las Lajas y foráneos que buscan integrase al gran día.
Una vez concentrados y en el siguiente orden: matachín, autoridad tradicional, bandereros, saraguayes, sanjuanes, mamitas fiesteras, instituciones y comunidad en general, y al ritmo de la danza, el canto y los sonidos de los instrumentos autóctonos; parten hacia la parte alta del resguardo hoy zona urbana del municipio de Sibundoy, cruzando calles hasta llegar a la Catedral de Sibundoy para realizar un gesto de agradecimiento al Ser Supremo a través de la celebración de la Santa Eucaristía, finalizada la celebración religiosa el Taita Mandad (Gobernador indígena), se dirige a la comunidad extendiendo un fraternal saludo y a la vez emitiendo un mensaje de paz, perdón y reconciliación. Posteriormente y conservando el mismo orden, salen de la iglesia para dirigirse a la casa cural para dar un saludo de reconciliación y perdón, luego se dirigen a la cruz el lugar de las lamentaciones – lamentacionentš para recibir el perdón de la autoridad tradicional. Ya cuando cae la tarde, todos se dirigen y se concentran en la casa cabildo para continuar con la celebración y participar de los alimentos y bebida ofrecida por la autoridad tradicional; la alimentación y la bebida se conforma por el mote, papa, carne de cerdo, carne de res, pollo, huevos de gallina y la chicha fermentada con guarapo de caña; las porciones se sirven dependiendo del nivel jerárquico de la persona, es decir; a un indígena sin reconocimiento o distinción le dan un plato de con una porción de mote, un pedazo de carne de cerdo, res, pollo, una papa y un huevo, mientras que a las exautoridades, esposas de exgobernadores, bandereros, sanjuanes, saraguayes y matachín les sirven un plato de mote, papa, 3 pedazos de carne de res, tres pedazos de carne de cerdo, un cuarto de pollo, un plato de caldo con ají con seis, doce o quince huevos de gallina y una taza de cinco litros de chicha. Mientras danzan, comen, lloran, ríen, se reconcilian, gritan y otros se visitan entre familias; los sajuanes llevan a cabo el ritual del degollamiento del gallo.
Ya con la llegada de la noche y una vez ofrecida la comida y la bebida a la comunidad, la autoridad tradicional en pleno y con la compañía de los bandereros y parte de la comunidad se dirigen a la casa del Arkanÿe (Alcalde Mayor) y a la casa del Algwacero (Alguacil Mayor) a visitarlos y a dejarlos en sus hogares para que continúen con la celebración; el alcalde mayor y el aguacil mayor una vez atienden la vista del gobernador, se quedan en sus casas con sus bandereros, mientras que el Taita Mandado ya en la madrugada del día martes retorna al Cabildo con sus bandereros y alguaciles menores para descansar o si aún tienen el ánimo suficiente continúan bailando y tomando la chicha que por lo general se preparan alrededor de unos siete mil litros.
El día martes la celebración del día grande ya casi a finalizado y los indígenas Kamëntšá siguen bailando en con sus familias y poco a poco el sonido de los instrumentos, las voces de los cantos se van apagando hasta el siguiente año, tal como se expresa en lengua propia: vidas na watëskama, ndoñes na mëntscoñama (si estamos con vida no es veremos el siguiente año, si no, hasta aquí no más).

KAMËNTŠABIYANGBE BËTSKNATÉ
EL DÍA GRANDE PARA EL PUEBLO KAMËNTŠÁ









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